martes, 22 de septiembre de 2009

Dios, no es culpa de Marx

No es fácil descifrar tu línea, lo que es verdad o no. No pasa porque te crea, ni por tenerte miedo, sino por creer en mi. Soy soberbio y tu soberbia me castiga, sabete muerto en mis decisiones, se que escribo para el aire.

Y no es fácil escapar a una vida, la gran mentira que tu clero sabe armar. No tengo miedo, tampoco creo en tu mas allá, si tu castigo es factible, me lo hacés notar. Y si no, me da igual. Que carajo de angelitos, ni omnipotencia, ya no saben de que hablar. Hermoso cuento de hadas, creadores de ingenuidad.

Castigame porque estoy vivo, envidiás mi mortalidad. Condenado estoy y condenado supe estar, ¿que más da? Estoy arrojado a ser, a explotar más allá de lo que mi mente piensa llegar. Y es así y es asá. Ya fue todo, buen caminar.

No hay comentarios: