martes, 15 de septiembre de 2009

Remolque

El le dijo que la amaba, y ella le dijo que le tenía ganas. Pudo haberle mentido, pudo haber jugado, decidió enfrentarlo y el no se achicó.
Y jugaron a que jugaban a amarse, y disfrutaron hasta de lo que no tenían que disfrutar. Se escondían y encontraban, se fundían y enterraban. Todo a la vez.
Pasaron encuentros y el ya no entendía, confundía su ritmo cardíaco la musa libinidad. Y fue así que el tipo se enganchó al remolque que lo iba a arrastrar. El remolque se iba y el prendido atrás.
Ella reía y el se lamentaba, era un loco poeta que lo que hacía era buscarla. Le regalaba flores de colores y versos inauditos, mientras ella corría tras la billetera de un galán con buena posición social.
Y el vió frustrados sus intentos, y quemó el libro que nunca será leído.
El le dijo que le daría la vida, ella contestó que no tenía ganas.

1 comentario:

Romi dijo...

casi siempre pasa así o es al revés...

besotes compa! segui escribiendo =)

bye
te kiero!